lunes, 17 de octubre de 2011

Los aperitivos podrían engordar más que una comida completa

¿La hora más feliz del día? Si algún día se votara cuál es, seguramente la del aperitivo rankearía alto. Termina el trabajo, comienza la noche. Hay quienes incluso lo toman como un rito, lógicamente en compañía: una copa e ingredientes, verdadero placer de la hora del crepúsculo. Pero no hay ninguna razón para estar tan contentos: riendo y bromeando, con la happy hour, se ingieren más calorías que con una comida completa . Quien hace sonar la alarma es Giuseppe Fatati, presidente de la Fundación ADI –una entidad italiana dedicada a la nutrición– y coordinador del proyecto “Obesity Day”, la iniciativa presentada este mes y que reunió en Roma a expertos y curiosos para conocer a fondo los riesgos de una alimentación inadecuada.
“Los aperitivos, sobre todo los disfrazados con un jugo de fruta débilmente alcohólico, cierran el día con esa alegría cautivante del ‘fin del trabajo’. Y actualmente son tendencia, pero es difícil decir cuántas calorías se ingieren casi jugando ”, explica Fatati. El problema es justamente la falta de atención: los platitos y las cazuelitas nos hacen alargar la mano casi sin darnos cuenta.
Es que con una copa en la mano y el hambre de las siete de la tarde, parecería que nos olvidamos de lo que estamos pellizcando: “Hagamos dos cuentas –propone Fatati– un aperitivo a base de vino ronda por sí solo las 200 calorías y los que se sirven en un vaso grande lleno de hielo pero con mucho gin y bebidas pueden incluso superarlas. Y además los maníes: 40/50 gramos suman como mínimo 300 calorías”. Y eso es sólo el comienzo: “Después vienen las papas fritas y los ingredientes.
En el mejor de los casos, estamos en 600 o 700 calorías . En el peor...” Bastante energía “inútil” si pensamos lo que ingerimos, en cambio, con una comida completa. “Pensemos que la comida típica a la italiana –explica Fatati– es decir, 100 gramos de espaguetis al tomate, una ensalada mixta y un helado de fruta suman en total 655 calorías. En el imaginario colectivo, en el primer caso no hicimos más que tomar un aperitivo y en el segundo, en cambio, comimos. En realidad no es exactamente así”. Distraídos por la compañía y por la informalidad de comer pequeñas porciones, en suma, ingerimos una comida de más. Y después de una velada agradable, el despertar podría llegar a ser brusco.
lanacion.com

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