lunes, 17 de octubre de 2011

El Museo de Orsay coloca en valor su tesoro impresionista


lanacion.com
PARIS.- Dos años de trabajo, una inversión de 21 millones de euros, un toque de suspenso, y todo está listo para que el jueves próximo el Museo de Orsay exhiba la renovación de sus salas de pintura impresionista. Allí están los tesoros del arte del siglo XIX, el corazón del museo inaugurado, en 1986, en las entrañas de una estación de trenes refuncionalizada por la arquitecta italiana Gae Aulenti.
Las calles de París se ven tapizadas de afiches que invitan a revisitar las colecciones del Orsay. ¿Qué decir de esos cuadros maravillosos pintados entre 1848 y 1914? Es como encontrarse con viejos amigos, con los conocidos de siempre. En las salas, tocadas por una luz "diurna", ideal para destacar la paleta de los maestros que eligieron pintar al aire libre, están el Desayuno en la hierba , de Manet; Los jugadores de cartas , de Cézanne; Bananas , de Gauguin; Madame Charpentier, de Renoir, y la serie imponente de la Catedral de Ruan , de Monet, entre muchas otras consideradas la cumbre del arte del siglo XIX.
El conjunto reúne las pinturas más populares y amadas por el gran público; son los cuadros que 100 años atrás fueron rechazados en el Salón oficial, por su innovadora manera de pintar la realidad, prólogo de la modernidad y correlato necesario de la "naciente" fotografía.
El curador Jean-Michel Wilmotte ha recreado el guión de exhibición y conquistado 2000 metros cuadrados más para potenciar el patrimonio, considerado un imán inigualable para los turistas, en especial para los japoneses, eternos admiradores de los impresionistas.
En el Museo de Orsay están colgadas las dos pinturas "gemelas" que fueron récord del mercado: El R etrato del doctor Gachet, de Van Gogh, y El Moulin de la Galette , de Renoir. En 1990, el millonario nipón Ryoei Saito pagó por esos cuadros US$ 150 millones, en las subastas neoyorquinas de Sotheby's y Christie's.
Dos versiones idénticas a las del Orsay, sólo que El Retrato de Gachet colgado en el museo no tiene los botones de la chaqueta pintados, pero sí una tristeza infinita en su rostro. El cuadro fue donado, en 1949, por los herederos del médico que cuidó de Van Gogh en los últimos días de una vida signada por la soledad y la indiferencia de sus contemporáneos. ¡Qué paradoja! Cien años después sería el artista más caro de la historia.
En el otro extremo, está El Moulin de la Galette , la fiesta parisina según Renoir, que ha recobrado el brillo tras una limpieza que pone al descubierto inéditos toques de verde sobre las chaquetas oscuras de los parroquianos.
Ubicado en la margen izquierda del Sena, el Museo de Orsay nació de la transformación de la estación de trenes del 1900, cuya nave central sin columnas conserva la impronta del proyecto original del arquitecto Victor Laloux, y la memoria industrial de una estructura imponente construida con 12.000 toneladas de hierro. Giscard d'Estaing decidió, en 1977, transformarla en un museo consagrado al siglo XIX, y trasladar la colección de impresionistas que estaba en el Jeu de Paume.
Inaugurado por Mitterrand, en 1986, alberga 5000 obras, entre pinturas, esculturas, muebles y objetos. El Balzac , de Rodin, y Bailarina de 14 años , conmovedor Degas, que suaviza el gesto congelado en el bronce con un auténtico y vaporoso "tutú" de tul, son escalas obligadas en la recorrida. Pero, también, los paisajes de Corot, los paisanos de Millet, la visión orientalista de Guillaumet y el rigor académico en la desnuda precisión de los retratos de Bouguerau forman parte de un siglo bisagra para las artes visuales.
La renovación de las salas ha permitido colgar 1850 obras de la reserva y sumar adquisiciones, como la escena costumbrista de Jame Tissot, artista bien conocido por los argentinos. Su Círculo de la rue Royale conquista el reconocimiento de un detallista intérprete de la vida cotidiana en el Segundo Imperio.
El gran mérito de las autoridades del Museo de Orsay ha sido replantear las colecciones sin cerrar sus puertas y con más de un tercio de autofinanciación. Con el préstamo de obras a destinos remotos y? por mucho dinero.
"Los artistas han conseguido la plata para la ampliación", dijo el director Guy Cogeval a la prensa, en la visita inaugural presidida por el ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand. Van Gogh, Seurat, Bonnard y Gauguin viajaron a Canberra, para una exposición que tuvo récord de visitantes en Australia y que luego siguió a Tokio y a San Francisco. Pinturas de Manet, Sisley, Renoir, Degas y Monet se expusieron en Madrid, con auspicio de la Fundación Mapfre, y luego fueron a Nashville y a San Francisco.
El "operativo préstamo", y sus dividendos, prueba el valor de las colecciones del museo, sin contar el apoyo de empresas privadas. Entre ellas, la concesionaria del restaurante, dispuesta a invertir 800.000 euros para que los hermanos Fernando y Humberto Campana, brasileños iconoclastas, pusieran su cuota de riesgo en la pausa grata de la recorrida. Más de 150 tulipas doradas y un banco tramado imponen un clima festivo a la confitería de El Reloj, memoria de la vieja estación, cuando viajar era "un tren de vida".
  • 21 millones de euros
    Se invirtieron

    Para poder renovar las salas de pintura impresionista.
  • 3 millones
    De visitantes por año

    El 60 por ciento de los asistentes al Museo de Orsay es extranjero.
  • Más superficie: se podrán recorrer 2000 metros cuadrados más de exhibición.
  • Valor de la entrada: los visitantes pagan 8 euros para ver las magníficas colecciones impresionistas.

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