viernes, 30 de septiembre de 2011

Proponen en México que los matrimonios sean renovables

COMO UN CONTRATO DE ALQUILER. ASI SERIA EL MATRIMONIO EN MEXICO.
Sobreviven los hombres a los terremotos, a las epidemias, a los horrores de la enfermedad, a la agonía del alma, pero en todos los tiempos su más agobiante tragedia, fue, permanece y será, la de la alcoba”. En Ana Karenina, León Tolstói apuntaba al corazón de uno de los grandes problemas de la sociedad moderna. No sabemos si el gran escritor ruso estaba en lo cierto, pero lo que sí se puede inferir es que el matrimonio, tal como permanece, se encuentra en estado de pregunta.
Es por eso que en la Ciudad de México, para atemperar la oleada de separaciones y divorcios, la asamblea legislativa del DF discutirá en su Comisión de Justicia una reforma del Código Civil que incluye la creación de la figura del matrimonio renovable: cada dos años, al modo de un contrato laboral o de alquiler.
Desde que en 2008 entró en vigor en la capital mexicana el llamado divorcio exprés, que permite la disolución matrimonial en cuatro semanas, se realizaron cerca de 60.000 divorcios, según las autoridades de la capital.
El contrato de dos años, que sería opcional, evitaría las cargas de trabajo por juicios de divorcio, de acuerdo a la iniciativa, ya que las partes pondrían un término de tiempo para poder saber si su matrimonio funciona.

Es preferible cada 3 meses

El proyecto de renovar el contrato de matrimonio cada dos años que está discutiendo en Mexico es un poco mezquino. El patrimonio sentimental que se invierte en una pareja es muy elevado. Dos años es una eternidad. No pasan nunca. Imaginemos que nos casamos hoy ¿Qué nos esperaría a partir de mañana? 729 días de countdown, una especie de arresto domiciliario para saber qué onda. Es preferible el contrato por tres meses para llegar, por fin, al objetivo: el matrimonio por jornal, renovable cada 24 horas.
Pero aún cuando el plazo de dos años no sea del todo conveniente, habría que adoptar la idea para ir derrotando poco a poco la duración moral del matrimonio que, áun civil, está sumergido en una cultura religiosa que ama la unión “para siempre”, que sólo puede ser recomendada por quienes no se casan.
clarin.com

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