martes, 20 de septiembre de 2011

Los altos costos del infarto en el país

Tener un infarto no es algo que nos podamos permitir así nomás por falta de prevención, en especial en épocas de crisis. Además de reducir la calidad de vida, aun cuando no hayan quedado secuelas evidentes, altera la economía familiar en tan solo meses después de salir del hospital.
Un estudio en cuatro países de medianos y bajos ingresos, incluida la Argentina, revela que las complicaciones de la enfermedad cardiovascular asociada con la aterosclerosis obligan a siete de cada diez pacientes a trabajar menos horas. Y más de la mitad ve reducido su ingreso mensual, incluso aquellos con salarios más altos.
"Estamos hablando de entre 403 y 1860 pesos, para los niveles de ingresos más bajos y más altos. En una familia con pocos recursos, dejar de contar con 400 pesos es mucho", señaló el doctor Andrés Pichon-Rivière, director del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y coautor de la investigación publicada en PlosOne .
Durante los 15 meses posteriores al alta médica, que fue lo que duró el estudio, del 7 al 13% de los pacientes argentinos no pudo comprar los medicamentos necesarios. Esto prueba que la prevención es clave y, como resumió el otro coautor argentino, también del IECS, "la enfermedad cardiovascular afecta seriamente la economía tanto en forma directa como indirecta", porque reduce la productividad de la población activa.
"Produce un impacto que va mucho más allá de lo físico. Es uno del que nunca se habla ni se ve: el daño que produce la enfermedad en el nivel familiar, económico y social del paciente. Algo así como un cono de sombra que afecta su entorno y cuyas consecuencias pueden ser, por ejemplo, que los hijos tengan que abandonar el colegio para ir a trabajar, que una ama de casa necesite salir a buscar empleo o que la familia tenga que vender una casa o un terreno para afrontar gastos. Es un problema grave, pero no sólo desde lo médico", sostuvo Pichon-Rivière.
En el estudio participaron más de 20 investigadores de China, la India, Tanzania y la Argentina. Analizaron las respuestas de 1657 pacientes, de entre 25 y 70 años, que acababan de estar internados en hospitales públicos o privados, con cobertura o sin ella, por síndrome coronario agudo, accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad vascular periférica o insuficiencia cardíaca aguda.
La internación de los 367 pacientes tratados en La Plata, Mar del Plata y la ciudad de Buenos Aires había durado una semana en promedio, comparado con 12 días en China, por ejemplo. Aunque la muestra local fue pequeña, representa "muy bien" la pirámide de ingresos del país.
La aparición de la enfermedad cardiovascular se adelanta de 10 a 15 años en los países en desarrollo. Y "lo mismo sucede con el resto de las enfermedades crónicas", dijo Pichon-Rivière, profesor de Salud Pública de la UBA y vicepresidente del grupo de investigación de la Federación Mundial del Corazón.
Aquí, la enfermedad cardiovascular causa el 34,2% de las muertes y el 12,6% de las discapacidades. El año pasado, otro estudio del IECS mostró que el costo anual de las hospitalizaciones por infarto, angina inestable o ACV es de unos 1600 millones de pesos. "La Argentina siempre tuvo una cobertura alta y amplia, pero a costa de ser ineficiente: se puede acceder a la diálisis o al trasplante renal. Pero, por ejemplo, no se controla la presión o el colesterol. Gastamos mucho, pero mal", agregó.
El informe, de acceso gratuito en www.plosone.org , muestra también que el 5% de las familias con bajos ingresos y el 20% de las familias más acomodadas afrontan un "gasto catastrófico" después de una emergencia cardíaca en la familia: necesitan usar el 40% de los gastos del hogar no destinados a la comida para atender las secuelas. Y no tener cobertura médica cuadruplica el riesgo de tener que afrontar ese gasto, aunque los autores aclaran que la cobertura por sí sola no protege de ese riesgo..

La ONU, en guerra con las enfermedades no transmisibles

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró ayer la guerra a las enfermedades no transmisibles, una plaga que tiene dimensiones catastróficas, particularmente en los países en vías de desarrollo.
En 2008, estas patologías, entre las que se encuentran las cardiopatías, el cáncer, la diabetes, la hipertensión y los males pulmonares, causaron 36 millones de muertes, el 63% del total, lo que las convierte en la principal causa de mortalidad y morbilidad en el mundo.
Según un estudio de la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard para el World Economic Forum, el 80% de estas muertes ocurre en países de ingresos medios y bajos. Y la mitad afecta a personas que están todavía en sus años más productivos. La discapacidad que causan y las vidas que se pierden están poniendo en riesgo la competitividad industrial global, afirman.
"La carga de las enfermedades crónicas socava el desarrollo social y económico en todo el mundo", dice la declaración adoptada ayer en el organismo internacional.
El documento, en el que los países se comprometen a luchar contra los males crónicos, principalmente mediante la prevención, fue aprobado al inicio del foro que la Asamblea General celebra hasta hoy con la presencia de numerosos jefes de Estado, ministros y expertos en salud de la comunidad internacional.
"Si nos unimos, podremos hacer más que sanar individuos: podemos salvaguardar el futuro", aseguró el secretario general, Ban Ki-moon, que animó a todos los países a redoblar sus esfuerzos para evitar "el alto costo" que tienen "sobre la economía y el desarrollo". El texto reconoce que "la prevención debe ser la piedra angular de la respuesta mundial" a esas enfermedades.
Los gobiernos señalaron de común acuerdo la necesidad de establecer metas mundiales de vigilancia de estas enfermedades y sus factores de riesgo, como el tabaquismo, la dieta poco saludable, la inactividad física y el consumo nocivo de bebidas alcohólicas. La Asamblea General de las Naciones Unidas pidió a la OMS que elabore un marco para seguir de cerca el progreso mundial y que, antes de fines de 2012, prepare recomendaciones sobre un conjunto de metas mundiales que permitan vigilar las tendencias y evaluar el progreso en los países con el fin de reducir el costo del sufrimiento, de la discapacidad y de la muerte prematura por causa de estas enfermedades.
La directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, alertó sobre la "catástrofe en cámara lenta" que causan estas enfermedades, que se extienden "a una velocidad pasmosa".
En la cumbre, Marina Kosacoff, subsecretaria de Prevención y Control de Riesgos del Ministerio de Salud de la Nación, detalló las políticas desarrolladas en el país para contener el avance de estas enfermedades, entre las que mencionó la sanción de la ley nacional de control de tabaco, en junio pasado; las campañas Argentina 2014 Libre de Grasas Trans y Menos Sal, Más Vida, además del consenso logrado con la industria para producir alimentos más saludables. La funcionaria, que integra la delegación argentina, destacó que "desde 2009 el Ministerio de Salud de la Nación viene trabajando para influir sobre los factores de riesgo que generan las enfermedades crónicas.
También destacó que "el Ministerio de Salud puso en marcha el Plan Nacional Argentina Saludable", que gira sobre el control del tabaco, la alimentación saludable y la actividad física, y que constituyó una Comisión de Reducción de Sodio que forja acuerdos voluntarios con la industria para disminuir la proporción de sal en la dieta" con la meta de reducir el 25% de la sal en el pan.
Por su parte, el doctor Eduardo Bustos Villar, viceministro de Salud, que expondrá hoy por el G-77 más China, dijo que "estamos ante una epidemia global y la respuesta también debe serlo, con financiamiento a través de la cooperación internacional, especialmente para llegar a los sectores más vulnerables. Esta reunión marca un punto de inflexión. Esto es lo que estamos pidiendo: que se redireccionen los fondos de cooperación internacional con criterios más equitativos para con los países con renta media y baja. "
Es la segunda vez en la historia de la Asamblea General que el órgano multilateral celebra un foro de alto nivel sobre tema de salud. El primero, hace diez años, se dedicó al sida.

Prevención para evitar la catástrofe económica

"Las enfermedades no transmisibles son una amenaza clara no sólo para la salud humana, sino también para el desarrollo y el crecimiento económico", afirma el estudio sobre las consecuencias de estas patologías realizado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard para el Foro Económico Mundial.
El trabajo, que se presentó en coincidencia con la cumbre de alto nivel de las Naciones Unidas, subraya que la evidencia reunida es indiscutible.
En los próximos 20 años, las enfermedades no transmisibles costarán más de 30 billones de dólares, una cifra equivalente al 48% del PBI mundial de 2010, y llevarán a millones de personas a vivir bajo la línea de pobreza. Sólo las enfermedades mentales serán responsables de 16 billones de dólares adicionales durante ese lapso, y tendrán un impacto dramático en la productividad y la calidad de vida. Al mismo tiempo, una creciente evidencia muestra que millones de muertes pueden ser evitadas y se podrían reducir muchas pérdidas económicas si se pusiera la prevención en primer plano.
"Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud -afirman los expertos- subraya que las medidas para reducir el tabaquismo y el alcoholismo, tanto como una dieta poco saludable y el sedentarismo, que originan gastos estimados en dos mil millones de dólares anuales en los países de ingresos medios y bajos, costarían menos de 40 centavos de dólar por persona."
Según este estudio, las enfermedades cardiovasculares y mentales son los principales responsables de los gastos originados por enfermedades no transmisibles. La buena noticia es que parece haber numerosas opciones disponibles para prevenir y controlar estas patologías.
lanacion.com

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