lunes, 26 de septiembre de 2011

Lesiones de cadera, un mal que puede afectar en todas las edades

ACTIVIDAD FÍSICA. PARA QUIENES CAMINAR NO SEA UNA OPCIÓN SEGURA, LA BICICLETA FIJA ES UNA BUENA ALTERNATIVA. USAR CALZADO DEPORTIVO, ESPECIAL PARA CAMINAR O CORRER, Y CON SUELA ANTIDESLIZANTE.
Los problemas de cadera se suelen relacionar con personas mayores de 60 años. Sin embargo, a ninguna edad se está exento de las lesiones y los cuidados empiezan desde la cuna. Una de las primeras ecografías de los recién nacidos examina que la cadera no sufra displasia, un defecto congénito en la articulación. “Cada 10 mil chicos, uno tiene este problema que, sin tratamiento, puede derivar en una luxación de cadera”, explica Edgardo Luis Bordenave, subdirector del Hospital Ramos Mejía y jefe de la División de Traumatología.
Los niños también pueden sufrir sinovitis transitorias, una inflamación de la articulación que produce dolor y que sigue a un cuadro gripal o un golpe fuerte. Ya entre los jóvenes y adultos, las lesiones están relacionadas con choques, accidentes de trabajo, deportes y ciertos tipos de baile. “En tenistas, la más frecuente es la lesión del labrum o ‘menisco de cadera’. El labrum es una estructura fibrocartilaginosa que tiene la  función de estabilizar la articulación de la cadera, soportar sobrecargas y ampliar la movilidad”, detalla Jorge Ortega Traverso, director de C.A.DE.R.A, centro especializado en artroscopia del deporte y reemplazos articulares. Agrega que las lesiones del labrum también son provocadas por danzas con altas dosis de elongación y exigencia.
Ortega advierte que un 15% de la población tiene deformidades en la cadera, tal vez desconocidas, que combinadas con actividad deportiva intensa y sostenida, predisponen a acelerar la artrosis de cadera. “Con los nuevos métodos podemos alcanzar un diagnóstico preciso que nos permite solucionar estos problemas con artroscopia”, afirma.
Según Diego Mengelle, jefe de la Sección de Cirugía de Cadera del Hospital Universitario Austral, otra patología habitual es la trocanteritis, producto de la inflamación de una bolsa serosa en el extremo del fémur. “Es una de las principales causas de dolor en la cadera y es muy común en deportistas”, aclara. Los síntomas son: dolor al dormir de costado, al ponerse en cuclillas o pararse, y al caminar. El tratamiento es kinésico, con ejercicio físico y cambio de hábitos.
De todas las lesiones de cadera, la más grave es la fractura, muy común en la tercera edad por el envejecimiento de huesos y músculos, y el deterioro de la salud general. “Los huesos se vuelven más frágiles, los pensamientos se enlentecen y los movimientos también”, declara Laura Santamarta, jefa del Servicio de Traumatología del Hospital de San Isidro.
Uno de los principales factores de riesgo es la osteoporosis, enfermedad que afecta a 1 de cada tres mujeres de más de 50 años. Para prevenirla, el doctor Bordenave recomienda realizar actividad física, tomar sol dentro de los horarios permitidos e incorporar alimentos con calcio.
Otra clave contra las fracturas, dice la doctora Santamarta, es evitar las caídas. “Una fractura de cadera es una bomba de estruendo para los mayores de 80. Altera afecciones latentes o aumenta la gravedad de las ya presentes. Es común que se desencadenen episodios de confusión, infecciones pulmonares y urinarias”, explica. La cirugía de urgencia es la opción preferida para resolver pronto la fractura y que la persona vuelva a caminar lo antes posible.

Cómo aprender a caer

Un tercio de los mayores de 65 años, y la mitad de aquellos de más de 80, se cae al menos una vez por año. Y de cada tres caídas, una termina con una fractura… salvo que la persona sepa evitarlo. En el Hospital Ramos Mejía, la Unidad de Geriatría impulsa los lunes el “Taller de prevención de caídas y fracturas en el anciano”, en el que simulan desplomarse sobre colchones. “Apoyar las muñecas es la primera reacción instintiva, por eso es la fractura más común. Le siguen la de hombro y la de cadera”, indica Edgardo Luis Bordenave, subdirector de la institución. ¿Qué se aprende en el taller? A caer “con el mentón pegado al cuello, los brazos cruzados sobre el pecho y los hombros acomodados para rodar”, describe. “Hay que hacerse un bicho bolita y rodar para evitar el impacto directo sobre la cadera”, explica.
La Asociación Argentina de Cirugía de la Mano recomienda, al caer hacia adelante, flexionar las piernas, caer de manera oblicua (de medio perfil), formando con el cuerpo una rueda. Apoyar primero el espacio que hay entre el omóplato y el hombro, y continuar el movimiento girando en el piso y pasando las piernas flexionadas por arriba del cuerpo. Si la caída es hacia atrás, flexionar las rodillas, levantar los brazos, apoyar primero los glúteos y continuar el movimiento hacia atrás con la espalda curvada, para que absorba el impacto, y en dirección oblicua, para no golpear la cabeza. “Hay que practicarlo mucho y mentalizarse para recordarlo al caer”, finaliza Bordenave.
clarin.com

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