lunes, 26 de septiembre de 2011

La separación de niños y niñas en las aulas fomenta el sexismo y refuerza los estereotipos

Dos estudiantes en un colegio mixto en EEUU. | D. F. Halpen.
Elegir el colegio en el que estudiarán los hijos es una de las decisiones más importantes para los padres. Además del centro, hay que decantarse por matricularlos en una escuela mixta o bien en un colegio en el que sólo compartan aula con estudiantes de su mismo sexo.
Cada opción tiene partidarios y detractores y, aunque se trata de una decisión personal que deben tomar los progenitores, en los últimos años diversos estudios científicos han respaldado una u otra opción. La última investigación, publicada esta semana en la revista 'Science', se decanta por los colegios mixtos y refuta algunas de las ventajas que suelen atribuirse a las escuelas que separan a sus alumnos por sexos.
El objetivo del artículo, denominado 'La pseudociencia de la escolarización por sexos ('The Pseudoscience of Single-Sex Schooling'), es ofrecer a los padres mayor información a la hora de tomar esta importante decisión. Según destacan los autores, en los últimos años los colegios de un solo sexo en EEUU están ganando popularidad. Más de 500 centros públicos en este país ofrecen ya a los padres esta opción.

Sexismo institucional

El estudio, realizado en EEUU, sostiene que la segregación en las aulas fomenta el sexismo entre los niños y refuerza los estereotipos de género. Los investigadores, liderados por Diane F. Halpern, del Claremont McKenna College (California), señalan que este tipo de colegios legitiman el sexismo institucional.
Además, aseguran que ir a clase con personas del mismo sexo no mejora los resultados académicos, como defienden los partidarios de separar a niños y niñas en la escuela. Para demostrarlo, citan un informe realizado por el Ministerio de Educación de EEUU para comparar los resultados académicos en centros mixtos y de un sólo sexo. El estudio concluyó que el rendimiento de los alumnos era muy similar en los dos tipos de colegios. Conclusiones similares, aseguran los investigadores, se han obtenido en estudios parecidos y a gran escala llevados a cabo en Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Diferencias en el cerebro

El estudio hace referencia también a otras investigaciones en el campo de la neurociencia que no han encontrado pruebas de que las diferencias en los cerebros de chicos y chicas justifiquen el uso de distintos métodos de enseñanza. Las diferencias halladas en la estructura cerebral de niños y niñas, señalan, no tienen relación con el aprendizaje.
También destacan la existencia de polémicos artículos publicados por docentes en revistas para profesores que defienden la necesidad de escolarizar por separado a niños y a niñas, esgrimiendo diferencias, por ejemplo, en sus sistemas nerviosos. Uno de los trabajos citados es un artículo de Leonard Sax, director de la asociación nacional para la educación pública según el sexo. En él, sugiere que los profesores deben dirigirse a sus alumnos y alumnas de manera distinta. Los chicos, asegura Sax, responderán mejor a un trato enérgico y brusco, mientras que ellas deben ser tratadas de forma más amable. La investigación publicada en 'Science' rebate estas teorías.

Trabajar por la igualdad

"Separar a chicos y chicas en la escuela pública convierte al género en un aspecto muy importante, y esto hace que se refuercen los estereotipos y el sexismo", afirma Richard Fabes, director de la Escuela de dinámicas sociales y familiares de la Universidad de Arizona (USA) y uno de los autores de este estudio.
Y es que, según detectaron, los niños que están en ambientes donde los individuos son etiquetados y segregados en función de sus características físicas, ya sea el género, el color de sus ojos o la camiseta que llevan, se comportaban de manera diferente.
Richard Fabes se pregunta si sería admitible que los estudiantes fueran separados en la escuela en función de su raza o de sus ingresos. "No hay pruebas que demuestren los buenos resultados de separar y segregar. Cualquier forma de segregación mina la igualdad en lugar de promoverla", concluye.
elmundo.es

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