domingo, 27 de febrero de 2011

Arrancan las clases: cómo lograr que los chicos vuelvan a sus rutinas escolares


El inicio de clases suele traer más de un dolor de cabeza a grandes y chicos. Los padres tienen que volver a lidiar con las rutinas escolares que quedaron enterradas entre baldes, palitas y mucha arena veraniega; los hijos a veces se niegan a abandonar la "libertad" de poder acostarse a cualquier hora y ver más tele de lo usual.

¿Cómo abordar todos los cambios que implica el comienzo de clases? "El rol de los padres es fundamental en la adaptación de los chicos", explica Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Y aclara que los chicos suelen reflejar el sentimiento de los padres: "Padres angustiados, niños angustiados". Es por eso que resulta vital no caer en la desesperación y estar preparados para los desafíos de la primera semana escolar.

Volver a acostumbrar a los chicos a los horarios de clase suele ser uno de los principales problemas.

Para evitar gritos y tironeos de último momento, Felisa Widder, pediatra y psicoanalista, sugiere encarar esta dificultad con paciencia y tomar precauciones para no correr a último momento. La idea es "levantarlos 10 o 15 minutos antes de lo usual para que tengan tiempo de prepararse y desayunar tranquilos".

A su vez, recalcan las especialistas, es indispensable tomarse esa primera semana de clases para adaptarlos, de a poco, a las nuevas exigencias. Que cada día se vayan acostando un poco más temprano, hasta que finalmente se ajusten al horario usual.

En muchos casos, los niños se van a mostrar reticentes a los cambios. No hay que sorprenderse si se ponen de malhumor o hacen berrinches. Lo importante es que los padres se muestren seguros y firmes a la hora de cambiar los hábitos que arrastran los chicos del verano.

Es cierto que cuando las explicaciones no funcionan, más de uno se tienta con la idea de usar los premios como motivación para conseguir los tan ansiados resultados y recurren al famoso "si te vas a dormir te compro el juguete que más quieras". Widder no acuerda con la idea de las recompensas, pero reconoce que a veces funcionan.

De todos modos sugiere que, en caso de optar por este método, el estímulo no debería ser algo material sino propuestas de tiempo compartido entre padres e hijos.

Algo así como "si apagás la tele, mañana vamos a ver una película juntos".

También es importante que los mayores se involucren más que nunca durante esta primera semana de clases, dado que la que la sensibilidad de los chicos suele estar a la orden del día.

Widder recomienda que los padres acompañen a sus hijos el primer día de clase, o bien que se hagan tiempo para almorzar con ellos durante esa primera semana de adaptación. "Que los padres se dediquen una semana a llegar temprano del trabajo para poder acompañarlos", señala la experta.

"Cuando el niño regresa del colegio es necesario que tenga un espacio para charlar con sus padres sobre el día, para que ellos les pregunten cómo les fue, qué aprendieron", explica Cruppi. Si bien siempre es necesario que los papás y mámás estén presentes, en estos primeros momentos de cambios es cuando más necesitan estar acompañados.

Con los más chiquitos, que arrancan con el preescolar o el primer grado, hay que tener más paciencia todavía y ser más flexibles que nunca. "Se puede dejar que el chico lleve consigo un juguete que él quiera, ya que el objeto actúa como apaciguador frente a las ansiedades que despierta la situación", subraya Cruppi.

Todos los especialistas coinciden en la necesidad de no sobrecargar la agenda del niño durante las primeras semanas de inicio de clases.

La especialista Claudia Amburgo explica por su parte que los niños necesitan "tiempo libre para jugar y relajarse", y advierte que una demanda excesiva puede provocarles altos niveles de estrés.
clarin.com

No hay comentarios: