viernes, 6 de agosto de 2010

Homenaje a los héroes invisibles de Internet

El hombre invisible existe. Se llama Administrador de Sistemas o, en la jerga, sysadmin . No sólo es invisible. Muchas veces se siente transparente y en ocasiones sabe que lo mejor que puede hacer es pasar inadvertido. Sin embargo, estos hombres y mujeres mueven el mundo. Usted no tendría acceso a Internet, ni vería páginas Web, ni chatearía, ni sumaría amigos en Facebook ni seguidores en Twitter, ni usaría correo electrónico, si no fuera por los administradores de sistemas. Le diré más, los semáforos, las usinas eléctricas, los trámites de toda índole, las transacciones financieras y la producción industrial en su conjunto colapsarían sin los sysadmin . Diga que son buena gente, con las excepciones provistas por la diversidad humana, porque de otro modo podrían imponer su voluntad con la misma facilidad con que uno enciende el velador.
Pero los ignoramos. Tanto, que hasta tienen su System Administrator Appreciation Day . Es el último viernes de julio y por sí mismo es prueba de que son los profesionales más subestimados, ignorados y maltratados del orbe. O casi.
Ya se sabe que el Día del Padre es para demostrarle nuestro aprecio. No hace falta aclararlo en el título. Quizá sean gajes del oficio; la misión de los administradores de sistemas es tan crítica que deben ser minuciosos hasta el decimoquinto decimal. No se les puede escapar un signo. O un espacio en blanco. No me extraña que el nombre del Día del Administrador de Sistemas sea así de exhaustivo.
Pero hay algo más, y lo sé porque uno de mis mejores amigos es sysadmin , lo mismo que varias otras personas muy cercanas y, como revelaré al final, prácticamente he visto nacer esta profesión. Sólo ellos y unos pocos expertos son conscientes de que son clave para que la civilización siga alegremente su marcha. Peor aún: para la inmensa mayoría de los seres humanos el administrador de sistemas no existe.
Me propongo cambiar eso. Aunque sea un poco. ¿Cómo? Simple. Le voy a contar qué hacen estos hombres y mujeres cada día, de cuántas cosas son responsables. Tal vez la próxima vez que lea un diario, lleve su hijo al hospital, saque plata de un cajero o tome un avión recuerde que sí, periodistas, médicos, empresarios y pilotos, entre otros, son valiosos e indispensables (¿acaso no lo son todos los seres humanos?), pero sus tareas dependen de que los administradores de sistemas hagan bien su trabajo.
Ahora, ¿no lo sabe todo el mundo? Sí, vamos, el administrador de sistemas es el sujeto contratado para que la red y las computadoras funcionen. ¡Tampoco exageremos con el ditirambo laudatorio!
Es verdad, todo el mundo sabe eso, ¿pero qué significa hacer que las computadoras y las redes funcionen? Cuando lea lo que sigue cambiará de opinión, se lo aseguro. Porque como ocurre con casi todas las profesiones, las cosas son mucho menos simples de lo que parecen desde afuera.
Las tareas de los sysadmin varían bastante, dependiendo del tamaño y tipo de organización para la que trabajan. No es lo mismo hacer funcionar la red del Pentágono que la de la UBA, una pyme o un proveedor de Internet. Tampoco es que trabajen solos, aunque sí, algunos deben ocuparse de todo, hasta de tirar los cables y ajustar tornillos. En general, sin embargo, hay desde grupos mínimos (un sysadmin y uno o dos asistentes) hasta equipos numerosos que casi son una empresa por derecho propio, formada por varios departamentos que cubren las misiones que listaré en breve. Muchas grandes compañías tercerizan algunas de estas actividades, desde luego. Pero la figura del administrador de sistemas está siempre presente, de forma local o en la empresa contratada.
Así que la lista de tareas que sigue es genérica y, en cierta medida, incompleta. Pero no por eso menos significativa.
Backup
El servidor de correo falla. Se incendia. Es abducido por extraterrestres que lo confunden con la forma de vida predominante en el planeta. La cosa es que de golpe todos los mails se evaporaron.
En verdad, hay una alta probabilidad de recuperarlos, porque el sysadmin ha diseñado, instrumentado y practicado disciplinadamente una buena política de backup. En el curso de las próximas horas, los mensajes volverán a nuestras pantallas. Durante ese lapso hablaremos mal del jefe de sistemas, de su impericia manifiesta en el hecho obvio de que los mails no vuelven enseguida . "¡No puedo perder tanto tiempo!", brama uno de esos que siente que el universo no podría pasársela sin él (sí, puede).
Por supuesto, no tenemos ni la más remota idea de la masa de datos que hay que salvaguardar, de que mientras que el backup hogareño se arregla con un disquito externo y un freeware, aquí son miles de kilómetros de cinta con terabytes de mensajes que hay que respaldar de tal modo que, frente a una catástrofe, se salve todo lo posible. Eso, con el presupuesto disponible. Con los anchos de banda disponibles. Con el personal disponible.
Cuando los servidores de correo vuelan por el aire se pone en marcha un procedimiento que se parece mucho al de un naufragio. El que uno grite y patalee no tiene ninguna influencia sobre la cantidad de agua que está entrando por estribor. No se trata de copiar un archivo de 2 GB de una llave de memoria a la netbook. El salvamento tiene proporciones cinematográficas y no pueden el hombre y su equipo equivocarse en ningún paso, o las cosas podrían empeorar. Apurarse porque estamos chillando como criaturas no es una opción para el sysadmin .
Cuatro horas después (o quince minutos, no importa, igual nos habremos quejado) los mails vuelven y nos olvidamos ipso facto del asunto. El más cínico hará comentarios sobre el desastroso departamento de sistemas , debido a la demora. Al revés que en un aterrizaje accidentado, nadie aplaude al piloto cuando el avión se detiene a salvo. Y sin embargo ambas situaciones son muy similares, con la sola excepción de que no hay aquí vidas en juego. Pero hay carreras en juego, incluida la del cínico maldiciente.
En ambos casos hay estrictos manuales de procedimiento. En ambos casos un solo error puede ser fatal. En ambos casos nadie ve lo que pasa en la cabina.
Pero sólo en un caso hay aplausos.
Registros
Puede que no tengan mucho tiempo para la lectura. Pero deben revisar a diario los archivos donde se consignan los eventos del sistema, llamados logs o registros. Uno puede tener una idea somera de a lo que esta gente se enfrenta yendo a Panel de control> Herramientas administrativas> Visor de eventos .
Si algo falla o puede llegar a fallar, si hay intrusos o brechas de seguridad, los logs mostrarán los rastros, los síntomas. Permítame decirle que hay textos más entretenidos.
Si aparecen pistas sospechosas, deben desplegar su arsenal intelectual para encontrar lo que está pasando, y sin apagar la red. Es un poco como poner a punto un motor con el auto andando a 110 km/h.
El inventario y las auditorías de software y hardware caen dentro de su responsabilidad, de forma directa o indirecta, incluidas las partes de repuesto, su elección, compra y almacenamiento.
Seguridad
Esta es una de las pesadillas del sysadmin . Tanto, que en las empresas grandes la seguridad informática constituye un área aparte.
Los ataques no sólo comprometen el funcionamiento de la red y sus máquinas, sino que ponen en peligro el patrimonio de la organización, sus secretos industriales, la continuidad de los negocios, es decir que afecta directamente las ganancias, la confianza de los clientes y los empleados, el valor de la marca... ¿Sigo?
Pero una estricta vigilancia y una red tenaz de ninguna manera resuelven el asunto. Ojalá fuera así. Además, el sysadmin debe conseguir que tanto sus superiores como los usuarios de la red comprendan que las buenas prácticas, aunque irritantes, pueden ser la diferencia entre permanecer en el mercado o desaparecer. Aquí son esenciales desde la diplomacia y la capacidad de negociación hasta la creación de documentos explicando por qué la contraseña tito09 no sirve para nada.
Pocas veces la seguridad en el mundo real depende de la simpatía. El comisario de a bordo lo arrestará, si usted no acata la orden de sentarse durante el aterrizaje. Existen multas por pasarse semáforos en rojo o exceder el límite de velocidad. El administrador de sistemas no cuenta con estas licencias. Es más: se lo suele tener por un paranoico incurable. Hasta que ocurre un incidente, por supuesto. Entonces, el sysadmin pasa de censor a acusado. ¡Por su incompetencia se perdieron ocho horas de órdenes de compra online!
Hardware y software
Quien tiene que instalar, desinstalar o actualizar programas y hardware es, obviamente, el administrador de sistemas y su equipo. Lo mismo que inventariarlo y auditarlo. Sepa esto la próxima vez que tenga que interrumpir 65 segundos su trabajo para que la gente de sistemas tome nota de un par de datos de su PC.
Sí, por supuesto, como en el caso de los logs, aquí hay varias herramientas de software para no terminar en el hospicio. Pero adivine quién se encarga de elegir, comparar, instalar y, por supuesto, usar y enseñar a usar estas aplicaciones.
Soporte y más allá
Desde luego, el administrador de sistemas es responsable de responder las consultas de los usuarios y resolver los problemas que se presenten, se deban a fallas de hardware, de software, a negligencia, torpeza o la presencia de una polilla atrapada entre el motherboard y el gabinete.
En las universidades y los centros de investigación, esto se expande a regiones esotéricas. Por ejemplo, si un científico escribe su propio software para predecir terremotos, lo haga o no con pericia, lo compile o no con las versiones más nuevas de las bibliotecas de sistema, del compilador o de ambos, de todas maneras llamará a alguien en particular cuando su creación cuelgue todas las máquinas en esa ala del laboratorio. Ya sabe a quién.
Cuando ese software empiece por fin a funcionar, corregidas las fallas por el sysadmin (aunque de ninguna manera esto constituye una de sus responsabilidades), comenzarán a llegar numerosas consultas sobre su uso, dado que la interfaz de usuario deja mucho que desear. Aunque el código no está en absoluto documentado, de todas formas las quejas aterrizarán en un solo escritorio.
Todo es personal
Podría continuar con la lista. Por ejemplo, si se corta la luz, ¿qué ocurre con las computadoras? Ah, no sé, ese es problema del administrador de sistemas y la gente de infraestructura. Bueno, OK, pero si el corte es demasiado largo y los UPS no pueden mantener todo en marcha, ¿cuál es el plan B? No sé, pregúntele al administrador de sistemas.
De modo que todo, desde la corriente eléctrica hasta los parches de Windows; el ruteo de paquetes de Internet; el backup de los mails y documentos; la instalación de hardware y software; las altas y bajas de cuentas de usuario; las imágenes de disco para restaurar rápidamente el de una estación de trabajo; los servicios de impresión; el funcionamiento del sitio Web y el correo electrónico, y las previsiones frente a incendios, terremotos o inundaciones, todo eso recae sobre las espaldas del sysadmin y su equipo. Sólo que la historia de ninguna manera termina ahí. Además debe enfrentar un desafío adicional.
¿Cómo se le dice al presidente de la empresa que fue su notebook la que comprometió la seguridad de la corporación? ¿Cómo insistir, sin convertirse en la persona más odiada de la república, en que deben usarse contraseñas robustas? ¿Cómo negarle asistencia a aquella persona que, siendo un profesional brillante, se lleva mal con la tecnología y necesita ayuda constante?
Como ocurre con todos los profesionales cuya labor pone en juego lo que más nos importa, solemos ubicarlos en posiciones extremas: o los ignoramos o los convertimos en semidioses. No son ni lo uno ni lo otro. Como usted y como yo, son personas de carne y hueso que, antes bien que hacer correctamente su trabajo, tienen emociones y sentimientos. No me cabe duda de que su mayor desafío no es un ataque de piratas informáticos o lidiar con las quejas de los usuarios, sino dominar sus pasiones. Como todos, claro, pero en condiciones extremas.
Muchas de estas cosas las sé porque mi padre fue uno de los primeros administradores de sistemas, antes de que el oficio siquiera existiese, habiendo instalado una computadora para producir tipografía en frío para La Prensa en 1967.
Recuerdo como si fuera hoy que el teléfono podía sonar a las 11 o 12 de la noche y entonces había que salir corriendo porque ese coloso informático se había vuelto loco y el diario no salía . Para mí, que tenía 6 años, era divertido acompañarlo al inmenso taller de la calle Azopardo a horas inauditas, pero estoy seguro de que nadie más era de esa opinión. Así aprendí a amar la profesión de periodista e incorporé ese estilo de vida, que comparte con otros oficios, en que el trabajo es un integrante más de la familia. Pero hoy sé lo difícil que debe haber sido estar 24 horas en alerta máxima.
Nada ha cambiado, 40 años después. Sólo que ahora, en lugar de sonar un ronco teléfono de baquelita, llega un mensaje de texto a un smartphone.
Si se cruza con su sysadmin en estos días, estréchele la mano y dígale: "Ahora entiendo".
Mi regalo del Día del Sysadmin, para quienes no las conocen y para los que no se cansaban de leerlas 18 años atrás, las historias del Bastard Operator From Hell (o BOFH a secas), humor muy negro y muy nerd en el que un sysadmin hace uso y abuso de su poder. Un aleccionador y muy divertido anti-retrato.
En inglés: www.theregister.co.uk/odds/bofh/
El sitio del autor de BOFH , Simon Travaglia, ex administrador de sistemas neozelandés: http://bofh.ntk.net/
El artículo en español de Wikipedia sobre BOFH :
http://es.wikipedia.org/wiki/Bastard_Operator_from_Hell
lanacion.com

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