viernes, 13 de agosto de 2010

Gramática Twitter: 10 claves para leer mejor

Una de las primeras cosas que sacrificamos cuando tenemos mucho para decir y poco espacio en blanco es la claridad. Los avisos clasificados son un ejemplo clásico. Pero la civilización viene lidiando con el asunto desde mucho antes.
Los griegos de la época de Sócrates, por ejemplo, escribían todo en mayúsculas y sin espacio entre palabras. Su idioma estaba preparado para aprovechar al máximo el escaso espacio disponible. Con un poco de entrenamiento era posible leer de corrido un texto que parecía extraído de la fantasía más delirante del más osado diseñador gráfico. Puede verse una muestra de esto en la piedra de Rosetta ( http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/23/Rosetta_Stone.JPG ; el fragmento en griego es el que está en la base de la piedra).
Nada de lo que hoy nos ayuda en la lectura existía entonces: mayúsculas y minúsculas, tildes, comas, puntos, espacios entre palabras y párrafos eran un lujo que no podían darse. Es más, en muchos monumentos el texto es del tipo bustrofedón, es decir, intercala una línea escrita de izquierda a derecha con otra de derecha a izquierda. Parece raro, pero cuando usted debe decodificar un compacto amasijo de letras y llega al extremo derecho de la línea es mucho más sencillo bajar un renglón y arrancar desde la derecha que regresar a la izquierda y, posiblemente, confundirse de línea.
Las abreviaturas y ligaduras eran también comunes para ajustar lo que pretendía decirse a un espacio que, literalmente, era duro como la piedra. De hecho, esto siguió haciéndose durante siglos y puede todavía verse en muchas iglesias y monumentos europeos.
Tras siglos de progreso, cada persona cuenta hoy con más espacio para publicar que el que disponía toda la especie humana para el nacimiento de Cristo. Nada más piense que en el disco duro de su computadora es posible almacenar el texto de tantos libros que, apilados, alcanzarían la altura del monte Everest.
Fue entonces cuando inventamos Twitter y su límite de los 140 caracteres.

¿Me entiende?
Ya he elogiado los límites, todos ellos, o casi, incluido el de Twitter ( www.lanacion.com.ar/1234650 ), de modo que no repetiré esos conceptos aquí. Pero los efectos secundarios que los griegos ya conocían, inevitablemente, se hacen presentes en el servicio de los trinos. Es decir, para el que recién llega a Twitter interpretar algunos mensajes es, cuando menos, imposible. Pongamos un remedio a eso con esta lista de 10 claves de la Gramática Twitter.

1. Las siglas RT significan re-tweet , y esto a su vez quiere decir que el mensaje que está leyendo no es obra de quien lo publica, sino de otra persona. El que lo publica está replicando, repitiendo, retuiteando lo que escribió alguien más. ¿Quién? El usuario cuyo nombre aparece al principio, a continuación de las siglas RT. Por ejemplo, si lanzo el mensaje RT @rsametband: Actualicé el blog hace unos minutos no significa que yo lo actualicé, sino que Ricardo Sametband lo hizo. El retuit es, en dos palabras, pasar la voz.
La diferencia no es trivial. Si quiere preguntar o comentar lo que acaba de leer, el primer paso es interpretar correctamente quién originó el mensaje y quién simplemente lo replicó. Digámoslo así: de poco sirve preguntarme cómo está el tiempo en Guayaquil sólo porque acabo de retuitear un mensaje de un amigo ecuatoriano.

2. No obstante, hay un caso en que RT no significa retweet , y es cuando aparece al final del mensaje. En esa posición quiere decir que estamos pidiendo a nuestros seguidores que repliquen el mensaje en sus propias líneas de tiempo.
No hay que abusar de esto, de hecho hay que reservarlo para casos extremos, pero lo verá cada tanto cuando alguien busca a alguien (como vimos después del terremoto de Chile) o necesita ayuda con algún problema feo. Como fuere, el RT al final del mensaje, y variantes como RT porfa, RT por favor y RT please (entre muchas otras), es la forma de pedir que se pase la voz en Twitter.

3. Cualquier cosa que empiece con un símbolo de numeral (#) es una hashtag o etiqueta. Pero no toda etiqueta funciona realmente como etiqueta. Sí, ya lo sé, es un poquito contradictorio, pero espere. Por ejemplo, #FollowFriday es la que usamos cada viernes para recomendar personas que vale la pena seguir. Por ejemplo, #FollowFriday @lntecnologia significa que estoy recomendando seguir los tuits del canal tecnología de lanacion.com . Para ahorrar espacio hoy se usa solamente #FF.
Sin embargo, el símbolo de hashtag (o tag a secas) puede usarse de forma irónica o burlona para convertir en etiqueta algo que definitivamente no lo merece. Si alguien pone #MeDueleLaCabeza tenga por cierto que no es una tag, sino un guiño. Eventualmente, un guiño puede transformarse en una etiqueta popular y funcionar, así, como hashtag convencional.

4. Las hashtags no están de adorno. Se los usa para reunir los tuits sobre ese tema. Los buscadores identifican tags y los programas como TweetDeck permiten agregar una columna donde sólo aparecerán los mensajes que contengan dicha etiqueta.

5. Que alguien publique una noticia aparecida en un diario o un blog no significa que necesariamente adhiera a lo que allí se dice. Si vemos un artículo o un sitio Web interesantes, tendemos a tuitearlos. Eso no significa que los hemos escrito o creado ni que lo estemos promoviendo. Sólo estamos informando. Si vemos algo que es noticia, lo tuiteamos. No significa que estemos de acuerdo con lo que está ocurriendo. Sólo estamos pasando la voz.
Así, si lee en Twitter una noticia desagradable, no es buena idea ir contra el que la posteó. Eso se llama matar al mensajero .

6. Si mencionamos a alguien en Twitter no usamos su nombre, sino su nombre de usuario en Twitter, si lo tiene (si no lo tiene, es poco probable que se lo mencione en la tuitósfera). El nombre de usuario es el que empieza con la arroba.
¿Por qué empleamos usernames en lugar de nombres reales? Porque así matamos tres pájaros de un tiro: mencionamos a la persona, damos a conocer la forma de contactarlo en Twitter, lo que lleva a un perfil donde figura su nombre verdadero (o el nombre por el que se hace llamar), y, de paso, ahorramos caracteres.
La combinación de usernames y hashtags resulta en expresiones a veces herméticas. Por ejemplo: Alguien sabe si @arieltorres vendrá a la reunión de #Promocion79 . Al rojo vivo se pone esta práctica cuando alguien lista diez usernames seguidos de un #BuenDia . Vaya manera de saludar la del siglo XXI.

7. Las antiquísima tradición de las abreviaturas y ligaduras, que algunos avinagrados condenan como otro de los males de la modernidad (nada más falso) son normales en Twitter. Subordinantes como que se convierten en q ; por , en x ; de , en d , etcétera. Signos de apertura, obligatorios en la correcta escritura del español, están de más aquí, y llegado el caso reemplazaremos números en letras por cifras y eliminaremos los confortables espacios en blanco después de puntos y comas. Por supuesto, verá cosas como pq ( por qué o porque o porqué ) e incluso abreviaturas de abreviaturas, como RH por RRHH, así como el clásico TKM.
Llegado el caso, no aparecerán mayúsculas y los signos de puntuación desaparecerán toda vez que la frase pueda prescindir de ellos sin perder o cambiar el sentido.
Algunos veteranos de la Red emplean todavía siglas como LOL ( Laughing Out Loud ) o BTW ( By The Way ).

8. Dadas las circunstancias, era de preverse, los emoticones son fundamentales en Twitter. Sin ellos, una frase irónica puede transformarse en insulto, y un requiebro, en ofensa.
Si no conoce los básicos, lo que no es ningún pecado en la Internet del MSN y Facebook, la cosa se puede poner peliaguda. Aquí van: sonrisa :), guiño ;), carcajada :D y confusión :S.

9. Las combinaciones aparentemente azarosas que aparecen en algunos mensajes, precedidos de http:// son direcciones Web acortadas. Por ejemplo, un servicio como Bit.ly ( http://bit.ly ) convertirá la dirección http://www.lanacion.com.ar/tecnologia (37 caracteres) en http://bit.ly/bG4UK3 (20). En este caso se ganan 17 caracteres, pero hay direcciones Web que pueden tener más de 140 caracteres. En todos los casos, al acortarlas quedarán de 20. Dicho sea de paso, las de lanacion.com pueden escribirse abreviadas reemplazando el dominio Web por ln.com.ar seguido por la barra y el número de la nota. Por ejemplo, http://www.lanacion.com.ar/1293900 se pueden convertir en http://ln.com.ar/1293900

10. Las siglas cc o /cc significan con copia y va seguido de un username . Se trata de una convención, al revés que las hashtags y nombres de usuario, que son etiquetas activas. Es decir, si hace clic en cc o /cc no pasará nada. Más bien están allí para notificar al receptor primario (el que aparece citado al principio del post) que queremos que alguien más preste atención al mensaje, o sencillamente, como en el ejemplo que sigue, para que el receptor no lo pierda en el incansable devenir de la Línea de Tiempo.

No es fácil encontrar ejemplos reales que usen al mismo tiempo todas estas reglas de la morfología y la gramática tuitera. Aquí encontré uno del usuario @igcstudios , con quien posteamos información sobre #vinos cada tanto. Observe:
RT @AskAaronLee: Everything you wanted to know about global #Cabernet day Sept. 2nd - http://bit.ly/ahU8Q9 rt @rickbakas /CC @arieltorres
Salvo el último rt , todo cae dentro de las diez claves antedichas. Pero las reglas en Twitter son bastante laxas, como era de prever, y al retuitear es lícito poner las siglas en minúscula ( rt ) y al final del mensaje, siempre y cuando vayan seguidas de un nombre de usuario ( @rickbakas ).
Es decir, @icgstudios replicó un mensaje de @AskAaronLee , y éste a su vez había replicado el original de @rickbakas , que decía:
Everything you wanted to know about global #Cabernet day Sept. 2nd - http://bit.ly/ahU8Q9 #in #wine #facebook #socialmedia
Cuando @AskAaronLee replicó el mensaje eliminó todo el texto a partir de #in y agregó rt @rickbakas , para consignar la fuente original. A propósito, #in sirve para que nuestros tuits aparezcan automáticamente en LinkedIn ( www.linkedin.com ).
Por su parte, @icgstudios añadió RT @AskAaronLee antes del mensaje (esta es una función automática del programa que se use para tuitear, en rigor) y agregó al final /CC @arieltorres . Esta mención hizo que apareciera en una columna especial en el programa que uso para Twitter y, de esta forma, no se perdió entre cientos de otros mensajes.
Observe que el mensaje original no usa la palabra Cabernet sola, sino que la convierte en la etiqueta #Cabernet. Existe algo llamado Cabernet Day ( http://cabernet.eventbrite.com ), un día de cata que se pondrá en práctica en medios y redes sociales el 2 de septiembre. ¿Cómo seguir ese día de cata en Twitter? Por medio de la etiqueta #Cabernet.
Salud!

Twitter versus Buzz, o el elogio de los límites
¿Dónde está el error de Buzz? ¿Acaso es mala la tecnología? ¿La idea? No, todo lo contrario. ¿Por qué entonces fue recibido con más críticas que elogios? La respuesta es bastante sencilla: peca por exceso.
Solemos ver las restricciones como algo malo. Está bien, nuestro lado infantil detesta no poder volar como Superman o tener que esperar hasta terminar el aburrido plato de verduras antes de pasar al inefable flan con crema y dulce de leche. Pero la realidad impone límites por doquier, así que nuestra conciencia no sólo es capaz de lidiar con ellos, sino que los aprovecha. Es una simple adaptación evolutiva.
Con todo, la fantasía de lo ilimitado sigue siendo tentadora. No lleva a ninguna parte, pero es tentadora. Uno puede actuar como si fuera un niño toda la vida, pero eso no cambia para nada la realidad de que ya no lo es. A lo sumo, se trabará en lucha con las restricciones en lugar de descubrir su encanto. Es frente a las limitaciones que nos volvemos creativos. La necesidad es la maestra del hombre, dicen.
¿Qué tiene Twitter de genial?
Precisamente eso, que es simple, y todo lo simple es limitado. Los mensajes no pueden tener más de 140 caracteres (incluidos los espacios entre palabras). El ser conciso es una idea muy fuerte en la historia de las comunicaciones, y viene de mucho antes que existiera Internet. Tuve noticia de esto cuando acompañaba a mi padre sus trasnochadas conexiones de radioaficionado global, antes de que siquiera se hubiera inventado la palabra globalización . La brevedad era particularmente importante en el antediluviano IRC. El mandato podría leerse como: No lances mensajes demasiado extensos . ¿Por qué? Puro imperativo categórico kantiano: si en un entorno de mensajería comunitario, como el IRC o Twitter, todos escribieran mensajes interminables, el sistema se vendría abajo. En otra época, por falta de ancho de banda y recursos de hardware. Hoy, porque somos tantos que nadie podría leer a nadie. Facebook, sin ir más lejos, ya está empezando a sufrir las consecuencias de su falta de frugalidad.
Twitter lo evitó con gracia impecable por medio de su límite de 140 caracteres. La experiencia que traíamos de los SMS -y que los creadores de Twitter se habían puesto como meta al principio- nos vino como anillo al dedo cuando empezamos a explorar las posibilidades del nuevo, simpático, inestable, inseguro e incipiente servicio. Ya habíamos aprendido cómo decir más con menos. Pero no nos quedamos en eso. Redescubrimos los acortadores ( shorteners ) de direcciones Web, que abrevian un largo URL, como por ejemplo www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1233834&pid=8332378&toi=6258 , que tiene 73 caracteres, en algo como http://bit.ly/bFfRFJ . Con Twitpic ( http://twitpic.com ) aprendimos a sortear el límite de los 140 caracteres con la polifónica voz de las fotografías.
Simple y pequeño significó algo más: fue posible portar Twitter a los dispositivos móviles en un santiamén sin perder ninguna de sus funciones. Es más: si tu celular tiene buena pantalla y una cámara de fotos decente, vas a terminar lanzando más tweets desde el móvil que desde la PC. Es más práctico y más ubicuo.
Twitter no sólo impone un límite en el número de caracteres, sino también en el de las herramientas disponibles. No hay cientos. Ni siquiera docenas. Hay cuatro: mensaje público , mensaje público con mención (@), mensaje directo (se lo llama DM, aunque el comando es sólo d seguido del nombre del destinatario) y Retweet (RT). ¿Qué queda? Las hashtags (#), y no mucho más. Pues bien, hacemos toda clase de juegos de palabras, ironías, sutiles bromas o bromas brutales combinando estos pocos recursos. Es la regla del 80/20 puesta en práctica. Una vez más.
Casi todas las cosas que nos gustan de Twitter tienen que ver con algo que, si nos lo preguntan, diremos que nos causa rechazo: los límites, la escasez de herramientas. Y sin embargo, adaptados desde hace cientos de millones de años a pujar contra la restrictiva realidad, hicimos florecer el servicio de los trinos con una desbordante variedad de usos y aplicaciones.
Este es el detalle que Google pasó por alto al crear Buzz. Si tan sólo hubiera puesto en órbita otro Twitter, exactamente igual, sólo que quizá más estable, sin tanta ballena elevada al cielo por solidarios pajaritos, habría acertado. Pero quiso ser más. Hizo de nuevo el Guernica , pero lo hizo a todo color.
¿Debería Google (o cualquier otro gigante) haber comprado Twitter? Sí, pero hace un año. Ahora ya es tarde. Buzz es también una respuesta a ese error estratégico que Google cometió esta vez. Raro, porque en otra época acertaba constantemente con sus adquisiciones: PyraLabs (Blogger), Picasa, Keyhole (Google Earth), YouTube, DoubleClick, y éstas son sólo cinco de las sesenta empresas adquiridas por Google desde 2001. ¿Por qué no Twitter?
Quizás, aunque es poco probable, no le vieron potencial. Casi seguramente decidieron esperar un poco más. Y en el camino Twitter explotó. Hoy la intervención de Google, al revés que cuando se quedó con YouTube, no aportaría casi nada y los usuarios sentirían que su querida red social de microblogging ha sido invadida por un todopoderoso. Políticamente, sería un error. Y feo.
Buzz no es un error político, es un error de concepto. Al revés que Wave, que es una joya pero está mal implementado y, por lo tanto, se mueve a paso de tortuga, Buzz está bien instrumentado, se integra a Gmail, permite toda clase de adjuntos, de fotos a videos, de forma nativa. Promete. Pero falla en varias cosas que Twitter hizo bien de entrada.
Primero, ¿por qué Buzz tomó la decisión de convertirme en seguidor de diez personas? Oh, sí, porque son con las que más chateo. Esta lógica tiene dos problemas que sólo alguien que jamás participó de una red social pasaría por alto.
A) La decisión de seguir a alguien es siempre del usuario, sin excepción. Lo social es algo voluntario, o es coerción.
B) Que haya chateado mucho con alguien no significa que me caiga bien; quizás estuve peleando el divorcio con mi futura ex esposa... ¿Cómo se tomaría ella el que de pronto empiece a seguirla en Buzz? Las posibilidades van de tragicómicas a escalofriantes.
Segunda falla: el único aporte de Buzz es que no hay límites y se pueden poner fotos y videos más fácilmente que en Twitter. Sobre las bondades del límite de 140 caracteres ya dije suficiente. Quienes ahora están inundados de largos mensajes que no tienen tiempo de leer en Buzz saben de qué hablo. En cuanto a las fotos, clientes de Escritorio como TweetDeck , Twhirl y una docena más resuelven el tema con un par de clics. ¿Nos gustaría poner videos en Twitter? ¡Lo hacemos todo el tiempo!
Quizás el único aporte sólido de Buzz, fuera de integrar varias redes sociales, cosa que no es de ninguna manera nueva, está en que no hay una restricción en el número de llamadas que los programas cliente pueden hacer por hora, al revés que en Twitter, que permite 150 y nada más. Esto se llama Rate Limit o, para abreviar, API, aunque la API es algo más complejo; las siglas vienen de Application Programming Interface y es la interfaz que un software expone para que otros programas interactúen con él.
De nuevo, la falta de restricciones aquí no añade nada, porque si Twitter a veces nos satura con mensajes a pesar de su techo operacional, no quiero imaginarme qué ocurriría si tal limitación no existiera.
La invasión a la privacidad está siendo mejorado por Google. Ahora ya no hay seguidores automáticos . Pero fue un inexplicable blooper del estreno. ¿Hay algún motivo para que a los grandes siempre les haya resultado tan complicado entender las redes sociales? Seguramente, sí, pero es un asunto lo bastante meduloso para dedicarle otra columna, más adelante.
Antes de cerrar, sin embargo, una idea que se me ocurrió en estos días, y que quiero compartir con todos los que hoy tuitean, publican en sus blogs, hacen, en suma, su propia comunicación social, su aporte a la voz global. El siguiente decálogo, que en otra era hubiera quedado encerrado entre las paredes de la Redacción, hoy puede ser de utilidad para buena parte de los lectores. Ahí va:

10 cosas fundamentales que Twitter nos enseña a los periodistas
1. A pensar dos veces lo que vas a escribir (para no agotar tu API y la de los demás)
2. Que siempre se puede decir lo mismo con menos palabras (disponés sólo de 140 caracteres)
3. Que si sos arrogante y no lees a tus lectores, de todas maneras te responderán, pero no en privado ( DM ), sino en público ( @ )
4. Que tus lectores pueden ayudarte activamente a llegar a más lectores ( RT, #FF ). O no hacerlo.
5. Que lo difícil no es ganar seguidores, sino conservarlos (el unfollow está a un clic)
6. Que aunque una foto valga más que 140 caracteres, texto e imagen nos son intercambiables
7. Que siempre hay que citar la fuente ( @, vía ).
8. Que la buena presencia ayuda (el avatar no es un accesorio inútil).
9. Que opinar se valora más que informar, pero que nadie quiere a los que todo el tiempo opinan sobre todo
10. Que si alguien comparte lo que has escrito (RT) entonces acertaste

A propósito, cada uno de los puntos anteriores tiene menos de 140 caracteres. No por casualidad: si esperás que tus mensajes lleguen lejos, acostumbrate a usar menos (sí, menos) de 140 caracteres, para que cuando tus seguidores hagan un Retweet (que agregará tu username y el comando RT ), la oración no quede truncada. Un pequeño truco del oficio.
¡Salud!
Ariel Torres
lanacion.com

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