jueves, 20 de mayo de 2010

La sabiduría es una forma de desarrollo cognitivo y emocional avanzado

La sabiduría ha sido una virtud muy valorada desde siempre, pero que nunca ha sido bien explicada. De hecho, sólo de unos años a esta parte los científicos la han analizado con rigor.
Considerada una capacidad psicológica única, la sabiduría ha sido mencionada desde la antigüedad, y sobre ella se ha discutido desde diversas disciplinas del conocimiento desde siempre, pero sólo recientemente ha empezado a ser estudiada por ramas de la ciencia como la psicología o la sociología.
A lo largo de los siglos y en el transcurso de las civilizaciones se ha definido la sabiduría como un cúmulo de elementos psicológicos. Los componentes más comúnmente señalados dentro de esta virtud humana han sido la capacidad de empatía, la compasión o el altruismo, la estabilidad emocional, el auto-conocimiento; y algunas actitudes pro-sociales, como la tolerancia hacia los valores ajenos.
Encuesta realizada a expertos
Ahora, dos profesores del departamento de psiquiatría de la Universidad de California en San Diego (UCSD) llamados Dilip V. Jeste y Thomas W. Meeks, han conseguido encontrar una definición algo más ajustada para el concepto de sabiduría.
Según publica la UCSD en un comunicado, en colaboración con investigadores de otras universidades, Jeste y Meek preguntaron a un grupo de 57 expertos en sabiduría de distintos países sobre las características de la sabiduría, de la inteligencia y de la espiritualidad.
Asimismo, los investigadores midieron hasta qué punto cada uno de estos conceptos era definido de manera similar o diferente a los demás.
Según Jeste, con este estudio, lo que se intentaba era encontrar “una definición unitaria que incluyera cada aspecto importante de la sabiduría”.
El investigador explica que la inteligencia y la espiritualidad comparten ciertos rasgos con la sabiduría, pero no son lo mismo. Así, un individuo puede ser muy inteligente, pero carecer de conocimientos prácticos. Por otro lado, la espiritualidad se asocia a menudo con la edad, como la sabiduría, pero esta última suele definirse en términos seculares, no espirituales.
Los autores publican en un artículo aparecido en The Gerontologist, que para la investigación se aplicó el Método Delphi, una metodología de investigación multidisciplinar para la realización de pronósticos y predicciones.
Su funcionamiento se basa en la elaboración de un cuestionario que ha de ser contestado por los expertos. Una vez recibida la información, se vuelve a realizar otro cuestionario basado en el anterior para ser contestado de nuevo. En el Método Delphi aplicado en esta investigación, se incluyeron un total de 53 afirmaciones relacionadas con la sabiduría, la inteligencia y la espiritualidad.
En la primera fase de la encuesta se revelaron diferencias significativas en las respuestas acerca de 49 de las 53 aseveraciones. La sabiduría fue diferenciada de la inteligencia en 46 de 49 ítems y de la espiritualidad en 31 ítems.
En una segunda fase del cuestionario, la definición de sabiduría quedó aún más concentrada en 12 de los ítems definidos a partir de los resultados obtenidos en la primera fase. Según los científicos, la mayoría de los expertos coincidieron en caracterizar la sabiduría de la siguiente forma.
En primer lugar, todos los especialistas señalaron que la sabiduría es un atributo únicamente humano. Además, esta virtud, según ellos, es una forma de desarrollo cognitivo y emocional avanzado derivado de la experiencia.
Por otra parte, para los expertos la sabiduría es una cualidad personal, fuera de lo común, que puede aprenderse y aumentar con la edad.
Finalmente, los especialistas coincidieron en que la sabiduría, probablemente, no puede aumentarse o desarrollarse por métodos artificiales, como el consumo de determinados medicamentos.
Sabiduría y cerebro
Jeste afirma que, con estos resultados no queda definida completamente la sabiduría. Sin embargo, con los datos obtenidos se ha constatado que los expertos coinciden en distinguir determinadas cualidades de este concepto, lo que resultará valioso para futuras investigaciones al respecto.
Meeks y Jeste llevan años estudiando la sabiduría. En 2009, en colaboración con investigadores del Sam and Rose Stein Institute for Research on Aging sira.ucsd.edu/, publicaron un artículo en la revista Archives of General Psychiatry en el que proponían que la sabiduría tiene una base neurobiológica.
Tal y como explicamos entonces en Tendencias21, los investigadores establecieron, a partir de la revisión de diversos estudios realizados, que ciertas características de la sabiduría tenían relación con diferentes áreas del cerebro.
Según ellos, la corteza prefrontal, por ejemplo, se activa con la regulación emocional o la capacidad de relativizar; la corteza prefrontal lateral facilita la toma de decisiones calculadas o basadas en razonamientos; y la corteza prefrontal media estaría implicada en el equilibro emocional y la actitudes pro-sociales o socialmente positivas.
Por otro lado, el neurocircuito de la recompensa (cuerpo estriado ventral y núcleo accumbens) también parece importante para la promoción de actitudes pro-sociales; y la actividad monoaminérgica (especialmente serotoninérgica y dopaminérgica) –que está influenciada por diversos polimorfismos genéticos- resulta esencial para ciertos subcomponentes de la sabiduría como la regulación emocional (incluido el control de los impulsos), la toma de decisiones o las actitudes pro-sociales.
tendencia21.net

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