domingo, 30 de mayo de 2010

La ciencia contra el envejecimiento facial

Sebastián A. Ríos
LA NACION
Dicen los dermatólogos que hay un envejecimiento al que estamos obligados y otro al que estamos invitados. Las huellas que ambos dejan en el rostro son las mismas, pero unas son más inevitables que las otras.
"Hay un envejecimiento natural, que tiene que ver con un declinar de las funciones adaptativas del organismo en general, entre las que se cuentan las de la piel. El otro proceso es el fotoenvejecimiento, que es el daño que produce en el ADN la absorción de radiación ultravioleta del Sol, y que da lugar a un envejecimiento cutáneo más prematuro", definió la doctora Marcela Cirigliano, médica farmacóloga.
"Por eso podemos ver signos tempranos de envejecimiento en jóvenes de 30 años o menos. Arrugas, manchas en la piel y cambios en la coloración que son producidos por la exposición al sol. Aquellos que se cuidan de esa exposición pueden retardar ese proceso", agregó.
Cirigliano diserta pasado mañana en la XXVIII Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos (Radla), que reúne desde ayer en la ciudad de Buenos Aires a más de 3800 especialistas, sobre los mecanismos que llevan al envejecimiento de la piel. Un breve repaso por el programa científico de dicha reunión da cuenta de lo amplia y variada que es hoy la oferta de tratamientos para combatir los signos cutáneos del paso de los años.
"El modelo del tratamiento del envejecimiento cutáneo ha cambiado -afirmó la doctora Patricia Troielli, dermatóloga y secretaria general de la Radla-. Antes, lo que se hacía era pensar que el descenso de la piel era lo que producía las arrugas; el tratamiento, entonces, era el lifting, que estiraba la piel redundante. Hoy no se llega a la cirugía, sino que se trata de recuperar primero el volumen perdido por la contracción de los tejidos que están por debajo de la piel."
Un caso testigo es el ácido hialurónico. Su inyección en el rostro no sólo permite devolver volumen perdido. "Estimula a los fibroblastos, que son las células que producen colágeno y que con el paso del tiempo se achican y reducen su producción", explicó Troielli. Al proveer a los fibroblastos una estructura a la cual aferrarse, el ácido hialurónico reactiva la producción de colágeno.
Agregó: "Se demora el proceso de envejecimiento cutáneo, ya que permite que los fibroblastos que parecían que no podían generar más colágeno vuelvan a funcionar de manera casi normal".
Un impacto similar puede obtenerse del uso del ácido retinoico, un derivado de la vitamina A que es considera el gold standard de la prevención del fotoenvejecimiento.
"Con los años, la piel va perdiendo colágeno y los fibroblastos dejan de producirlo. Por eso, estimular la colagenogénesis rejuvenece la piel, y eso es lo que produce el ácido retinoico -comentó la doctora Rosa Flom, médica dermatóloga que también disertará en la Radla-. El ácido retinoico tiene receptores en el colágeno y en la dermis [capa media de la piel], que estimulan la producción de nuevo colágeno. Además, uno de los efectos colaterales del ácido retinoico es la descamación de la piel, y eso estimula la regeneración de la epidermis, que es la capa exterior de la piel."
Destruir para construir
Otra forma de promover la formación de nuevo colágeno es la que proponen el uso del láser y de la luz pulsada. "El láser produce un efecto calórico [termólisis] que genera una pequeña quemadura, que desencadena un proceso de reparación; al reparar la herida, el organismo genera colágeno", explicó Troielli.
Algo similar ocurre con la luz pulsada, que al ingresar en la piel es absorbida por los pigmentos de las células, lo que produce su destrucción. "Se obtienen resultados más moderados que con el láser, ya que la luz pulsada es menos agresiva."
En todos los casos, concluyó Troielli, "antes del tratamiento debe realizarse una evaluación dermatológica, ya que las mismas radiaciones que producen el fotoenvejecimiento pueden producir cáncer de piel, que diagnosticado a tiempo también tiene tratamiento".
PREVENIR Y TRATAR
Cuidarse del sol

Es la regla número uno para prevenir la aparición prematura de arrugas y de otros cambios causados por las radiaciones ultravioletas. Usar protectores solares y evitar la sobreexposición.
Una alimentación saludable

Los antioxidantes ayudan a contrarrestar los perniciosos efectos de los radicales libres sobre las células de la piel. Están presentes fundamentalmente en los vegetales: el tomate tiene licopeno, la zanahoria, betacaroteno y el té verde, polifenoles.
Acido retinoico

Es la primera línea del tratamiento del fotoenvejecimiento. Es un producto tópico que se aplica en forma de gel o crema, y que estimula la formación de colágeno y regeneración de la epidermis.
Láser

Al producir microscópicas quemaduras en la piel, desencadena mecanismos de reparación que estimulan la síntesis del colágeno.
Luz pulsada

Es absorbida por ciertos pigmentos de las células cutáneas, lo que las destruye. Estimula la formación de colágeno, pero en forma más moderada que el láser.
Acido hialurónico

Permite dar volumen a las regiones de la cara que lo han perdido, y al mismo tiempo estimula la producción de colágeno.
Radiofrecuencia

Revierte sutílmente la flacidez en el rostro, al devolver una tensión mayor a los tejidos subcutáneos.
Terapia fotodinámica

Destruye selectivamente las células de la piel que pueden causar cáncer de piel. También puede ser usada contra el fotoenvejecimiento.

En busca de la fuente de la juventud
PARIS.- "Envejecer sigue siendo el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo", solía decir el crítico y ensayista Charles Augustin de Sainte-Beuve en el siglo XIX. Doscientos años después, nada parece ser menos seguro.
Una visita a uno de los 18 centros de investigación de ingeniería tisular que tiene el gigante de la cosmética francés L´Oréal en el mundo alcanza para comprender que la ciencia se acerca a pasos agigantados a la mitológica fuente de Juvencia. El secreto, piensan algunos expertos, probablemente se encuentre en la piel.
El centro Charles Zviak, de Clichy-la-Garenne, en las afueras de París, está consagrado exclusivamente a la ingeniería de los tejidos, ciencia de la vida destinada a desarrollar sustitutos biológicos para restaurar, mantener y mejorar la función de los tejidos. Unas 200 personas trabajan en los laboratorios impecables y espaciosos que funcionan en esa suerte de inexpugnable Fort Knox.
"El objetivo de este centro consiste en obtener pieles reconstruidas cada vez más perfectas, que incluyen las funciones de la epidermis o la dermis, y asocian células humanas y polímeros biodegradables naturales o sintéticos", precisa Patricia Pinault, directora de comunicación.
L´Oréal tiene en el mundo uno de los tres equipos capaces de reconstruir in vitro una epidermis viva, inmunosensible y pigmentada con una capa córnea. Esto ha permitido en los últimos cinco años constituir una suerte de atlas de los diferentes tipos de piel, a fin de estudiar texturas, color y los signos de envejecimiento particular de cada una de ellas, y probar las nuevas moléculas que integrarán sus productos cosméticos. Cada año, unos 160.000 tipos diferentes de piel son así fabricados a partir de minúsculos residuos recuperados de operaciones estéticas.
En este terreno, la compañía decidió compartir sus descubrimientos con el resto del universo científico. Sus equipos, por ejemplo, desarrollaron y pusieron a disposición de los médicos un modelo de piel con las características de los llamados "niños de la Luna" ( Xeroderma pigmentosun ), enfermedad genética que los hace sensibles a la luz solar y con una probabilidad de desarrollar cánceres de piel 2000 veces más alta que los niños normales. "A partir de esas muestras, los científicos harán los estudios genéticos para tratar de hallar una solución", explica Pinault.
Los miles de muestras de pieles obtenidas en laboratorio no sólo son utilizados para sus futuros cosméticos. En otro centro ubicado en Lyon, L´Oréal también produce Episkin, un modelo de epidermis comercializado en forma de kit de 12 potes, que permite a cualquier industria evaluar productos in vitro.
La confiabilidad cada vez más grande de la tecnología ha permitido en los últimos años una vertiginosa aceleración del conocimiento en materia de ingeniería tisular. Hoy, los especialistas de L´Oréal orientan sus trabajos esencialmente hacia las funciones fundamentales de las llamadas células madre.
"Conocer su biología es indispensable para comprender las causas de la caída o la pérdida de pigmentación del cabello. Es la vía sine qua non para proponer nuevos caminos de prevención y tratamiento."
La células madre, cuyo potencial proliferativo inigualable permite regenerar la epidermis, renovar los folículos pilosos o reparar lesiones cutáneas ha conseguido conservar un auténtico misterio en torno a sus condiciones de vida y sus potencialidades: "A pesar de esas incógnitas, hoy sabemos que las células madre no disminuyen con la edad ni desaparecen, sino que se debilitan en un medio que se empobrece. El eje actual de la investigación no es cómo regenerar esas células, sino qué hacer para mejorar su medio ambiente".
Ese objetivo, afirma Pinault, debe comenzar, necesariamente, por una protección solar adecuada. Son muchos los científicos que creen que debería haber leyes que prohíban a las madres exponer a sus niños al sol antes de los 4 años, edad en que recién se activan los melanocitos, células que broncean la piel.
En laboratorio, una muestra de piel blanca, de 18 años, que nunca fue expuesta al sol, muestra una densidad considerable en células madre. Después de media hora de exposición a los rayos UV, dos tercios de esas células milagrosas desaparecen.

lanacion.com

No hay comentarios: